viernes, 20 de marzo de 2009

Fernando Palacios: la comprensión en tiempo real.


“…Entonces ocurrió la revelación. Marino vio la rosa, como Adán pudo verla en el Paraíso, y sintió que ella estaba en su eternidad y no en sus palabras y que podemos mencionar o aludir pero no expresar y que los altos y soberbios volúmenes que formaban un ángulo de la sala en la penumbra de oro, no eran (como su vanidad soñó) un espejo del mundo, sino una cosa más agregada al mundo…”
Jorge Luis Borges (fragmento de Una rosa amarilla)


Qué justo viene un Borges ahora, a decir lo que se me dificulta. Eso que en cualquier boca puede sonar demasiado parcial, y, en la mía, a ciego amiguismo. Pero Borges ni lo conoció al Negro Palacios, aunque podría describirlo mejor que cualquiera, mientras a uno le queda el recurso de la cantidad, de la enumeración, del anecdotario y de los ruegos a Hermes para que la palabra haga justicia.
Lo conocí en el cursillo de Psicología, allá por el ’92, junto al Checho, Cuchara y a otro puñado al que vacunaban en masa, el primer día, con la doble positivista. Se hablaba mucho de conocimiento científico y se criticaba burlonamente a las flores de Bach.
Nos hamacábamos entre problemas de adaptación y falsas identidades, obsesiones y adicciones, hedonismo y fanatismos. Y el Negro, como si tuviera mil años!: tranquilo, pero con esas tranquilidades que inspiran confianza ciega, que invitan a relajarse. Aplomado. Sin frases de maestría ciruela, más bien con calle, mucha calle, pero jamás con apología del asfalto.
Una madurez que no terminaba de entender.
Y mientras muchos cambiábamos de color de pelo, o nos hacíamos ateos y adoradorees de Silvio Rodríguez, o militábamos un rato en el trotskysmo, para volver más tarde con mamita un tiempo más, y mientras éramos vegetarianos quince días, o lacanianos dos años, el Negro estaba siempre ahí, como referente de aquello que sostiene, de aquello que maduró tantos cambios interiores que no necesita del viento más que para escucharlo, para olfatearlo, para leerlo.
Recuerdo coleccionar formas de renegar mientras el Negro iba sobre ruedas (y no por falta de problemas) con sus parejas, con su laburo, con su entrenamiento olímpico en natación (1), sus amigos, su familia, con sus hijos, su mujer… con su vida. Como si el misterio de la eternidad se dejara entrever en la calma del Negro.
Cuando vi cómo a Neo le cargaban los programas y entraba a la Matrix experto en materias que segundos atrás ni conocía, pensé en el Negro Palacios.
Cuando ví cómo Nino Belvedere trataba a Norma, mientras el hijo de la novia comentaba “es como ver bailar a Fred Astaire”, pensé en el Negro Palacios.
Cuando escuché a Borges, sabio si los hay, dejar bien clara la diferencia entre conocimiento y sabiduría, pensé en el Negro Palacios.
Con el tiempo la vida me mostró paradojas, como rosas amarillas. Como verlo criar a Luz María y a Iván con una paternidad que le brotaba como si padre hubiera nacido. Como verlo y escucharlo cuando empezábamos a estudiar Psicología, allá por el ’92, época en que el Negro Palacios hacía mucho tiempo que era psicólogo.

(1) Once años de récord: http://www.clarin.com/diario/1998/03/02/r-02333d.htm





¿Siempre se venda los tobillos de la misma forma? ¿Está seguro de que lo hace bien?

Siempre me sobra venda, de una que me vendo para el orto, así que lo hago solo por cábala.


¿Qué cosas del fútbol, de las que usted hace en una cancha, son las que más le dan placer?

Salir jugando con la pelota después de una gambeta, aunque por mi edad el delantero se recupera mas rápido de lo que yo tardo en levantar la cabeza para ubicar un compañero y hacer la descarga.

¿Tiene algún ídolo de esos que no han trascendido mucho? Descríbalo.

Es un ídolo puro de imaginación, aunque por comentarios de viejos conocedores degustadores del fútbol existió y jugo en Talleres, creo en la década del 60, le decían el “Negro” Amable López. Confieso que nunca lo vi jugar, solo vi como brillaban los ojos de quienes comentaron lo que hacia en una cancha.

Cuéntese alguna anécdota especial de su vida futbolera.

La vez que salimos con Checho y Maxi un viernes al clásico encuentro de músicos, o a Serrucho, bien no recuerdo. No se a que hora estuvimos de vuelta, pero me acuerdo del Locro con que nos esperaba La Esther (mamá del Checho), lo regamos de abundante tinto y después fútbol en la Ciudad Universitaria hasta casi de noche, muy pocas veces fui tan feliz en una cancha.

¿Qué puesto le gusta más? ¿Por qué?

El 4 por proyección, por anticipo, por opción en el ataque.

¿Jugó alguna vez borracho y/o drogado? ¿Cómo le fue?

Puede que haya entrado con unos vinos arriba, pero fue puramente circunstancial, no se como me fue, solo se que me cague de risa.

El potrero de la infancia…

La canchita en el baldío atrás de la casa mis viejos. Arcos hechos con troncos de olmos, era ilimitada como las horas que pasábamos ahí.

¿Algún arrepentimiento futbolístico?

En la final con La Costa la forma en que reaccione es algo de lo que me arrepiento, con el agregado de que estaba mi hijo.

¿Qué gol festejó más como hincha? ¿Cuente la experiencia?

Partido clasificatorio de primera rueda con Ingeniería, erramos todo lo que se podía errar, en un avance aislado nos empatan y se vinieron con todo (si perdíamos, chau afuera), nos cascotearon el rancho hasta que faltando 5 minutos en un contragolpe ponemos el 2 a 1 con gol de petaco, recuerdo la corrida atrás de ese culiau, fuimos todos.

Su peor expulsión.

Todas, solo fueron 2 pero cuando estoy fuera me siento un pelotudazo.

¿Qué siente que es lo mejor que hace en este juego?

Sacrificio, entrega.

¿Alguna vez el fútbol le facilitó mujeres… o algo?

Mujeres no, si grandes amigos.

Un ídolo famoso. ¿Por qué?

Redondo, Zanetti. Por claridad en el juego, hacer simple lo difícil.

¿Qué es lo peor que hizo en una cancha?

Lo peor que hice dentro una cancha, en lo futbolístico, una vez que quise salir jugando de abajo y el delantero me tapo el pase al 4, por supuesto fue Gol. En aspectos más emocionales fueron las expulsiones.

¿Y lo mejor?

Un par de cabezazos defensivos, cruces, o anticipos en los que me sentí bien o al menos contento por haber llegado.

¿Ha cobrado por jugar?

Una vez ganamos unos pesos con Peralta y el Checho jugando un campeonato en Coronel Olmedo. Por supuesto que nos morfamos un bruto asado.

¿Cuándo compró o le reglaron su última pelota?

En la Navidad del 2007 me regale un lindo bulbito.

Jugador famoso que más odia. ¿Por qué?

Hernan Díaz, Ahumada, Cristiano Ronaldo, beckam. Por puro prejuicio no mas.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

NEGRO PALACIO: EL DE LA FOTO SOS VOS? CON EL MAXI, DIGO...
UN GRAN ABRAZO, LOCO.

HUGO.

Anónimo dijo...

Negro un abrazo! Siempre recuerdo cuando me comí un codo jugando, me acompañaste al hospital a ver como estaba. Cosas que nunca se olvidan...
Petaco

Trumpet dijo...

Maestro negro! Nos das muchas alegrías y no pedís nada acambio. Solo recibís lo que llega solo y con eso estás bien. Sin dudas la tenés clara para ser felíz.

Trumpet

Anónimo dijo...

Es al único tipo que le puedo decir tranquilamente "NEGRAZÓN"... y me hago cargo de Chaveta si querés.
Gracias Negro por la armonía y si tenés un record de 11 años como un pez... ¿cuántos vas a tener de AMIGO?. Escucharlos hablar al Checho y Maxi de vos como sinónimo de Amistad no es poca cosa.
Gracias por estar y pedir a cambio solo que te dejen participar sin muchas pretenciones que los años ya te tendrían que dar autoridad para hacerlo. Así sos de simple, de grande... NUNCA VIEJO, SABIO ES MEJOR... jaja

Abrazo Amigo

David... que también le dicen Negro... y de la zona sur